A DESTIEMPO, CUPIDO. Apenas antes de entrar a la iglesia lo vio. Era alto, no muy joven pero muy apuesto. Le habían comentado que uno de los primos de su futuro esposo había llegado de América. Exitoso retorno luego de varios años de trabajo esforzado y honesto. En aquellas tierras de promisorios horizontes los sueños suelen hacerse realidad, según dicen y parecía ser que así fue para ese aventurero que regresó al hogar de sus mayores justo a tiempo para ser invitado a su boda, nada menos. Por capricho del novio, el extraño sería uno de los testigos de la boda y aunque cueste creerlo, desde lejos, apenas verlo, su alma hasta ese instante entregada a la fuerza de un destino que ni cuestionaba, fue atravesada con la sorpresiva flecha de Cupido. Desde ese momento comenzó a temblar en forma incontrolable. De pies a cabeza sintió bullir su sangre en forma impetuosa. Sus mejillas ardían buscando hallar consuelo en la intensidad de unos ojos que ahora, sin duda reposaban en los suyos. Sintió que no era terreno yermo el sitio en el que su corazón había elegido, de improviso, echar raíces, mientras adivinaba que aquellos ojos oscuros, hasta hacía unos minutos, totalmente desconocidos, se detenían en los suyos con el mismo sortilegio que su mirada intentaba en vano ocultar. La proximidad del altar, el brazo de su padre sosteniéndola, las risitas inquietas de sus primas, su madre exultante, la parentela escudriñando cada detalle de sus gestos y su vestido, desde lejos el novio contemplando orgulloso la que sería su flamante adquisición… de improviso la realidad se le mostró despiadada haciéndola comprender en un instante lo que no había asumido hasta ese momento: no era eso lo que deseaba. El terror la cruzó de arriba abajo, como cuchillada que abre sin atenuantes sus entrañas. Sin que el pudor lograra poner freno a lo que no era aconsejable, sus ojos volvieron a buscar entre la multitud a quien acababa de convertirse en el justificativo de sus días. Con profunda satisfacción lo vio abrirse paso en aquel mar de ajenos y extraños en el que se había transformado lo que había sido hasta ese momento la realidad de toda su vida. Vio sin lugar a dudas que él también sentía con la intensidad que ella lo hacía. Su mirada recién descubierta se posaba sobre la suya clamando a Dios para que el mundo entero se esfumara y sólo persistieran ambos, recién nacidos, flamantes, intactos, inseparables desde ese momento…nobles, perfectos, sin mácula. La voz del sacerdote la arrancó de la ensoñación en la que su deseo y su corazón la habían catapultado. Sus latidos aumentaban y su respiración se agitaba hasta hacerla sentir que estaba en el momento crucial de su vida. Debía reaccionar. Escapar de allí. Disolverse. Transformarse en aire y salir flotando por la puerta hasta fundirse en la respiración de su amado de quien ni siquiera sabía el nombre. De quien ni siquiera había escuchado alguna vez el timbre de voz…pero no importaba. Era él. Y eso bastaba. Sería en realidad así?…o simplemente la desesperación de sus ilusiones marchitas la estaban engañando para hacerla sucumbir en sus redes intrigantes? El tiempo transcurría en su interior con un ritmo distinto al que parecía seguir a su alrededor. Sentía como todo el mundo estaba a punto de desmoronarse y a la vez, era ella misma la que deseaba hacerlo. Quería encontrar algo firme bajo sus pies, alguna señal que le marcara sin dudas el camino. Aquellos ojos…su corazón…su familia…su destino…sus compromisos….su deber…su ilusión…el pudor…el qué dirán…los sueños…el amor… Un frío helado le recorrió la espalda haciendo que sus piernas no la sostuvieran. Con esfuerzo logró contenerse para no caer, al tiempo que la voz quejumbrosa del viejo párroco que alguna vez la bautizara, martillaba sórdidamente, como letanía que va mutándose en sentencia de muerte, las invocaciones de rigor en lo que sería la consumación de su trágico final. La negritud de lo irremediable se abrió por fin ante sus ojos, que no lograron hallar destello que los iluminara.
(continuará)
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El amor de su vida ante ella y se va a casar...ahhh que desastre,espero que en el último momento tenga un poco de lucidez y no lo haga...¿final alternativo?Esperaré y mientras tanto im agino el mío.
ResponderEliminarBesitos Moni.:).MJ
Neo, qué triste. Si esa niña tuviera el valor de pronunciar un NO claro ante la sentencia de muerte, un SI a la vida, un NO a aquel que la considerará "una flamante adquisición", un SI al que ya ama y desea, el cual responde a su deseo...todo cambiaría.
ResponderEliminarAy, Neo, pero eran otros tiempos, un imposible valor le pido a esa niña, lástima de vida.
Espero más, un bsito, natali,
Puffff...debe ser angustioso darte cuenta, precisamente en ese momento, de que no quieres estar en ese momento donde estás!
ResponderEliminarAyyy...
Estoy deseando conocer!!!
Jjajajaja!
Yo me haría la enferma, me desmayaría allí mismo con tal de que me sacaran de allí y tener tiempo para otra estrategia, jiji!
Un besito
Lala
OK
ResponderEliminarEnormes besos y feliz fin de semana...!
Uf, con tan sólo una mirada ya ha sabido que era él. Eso tiene mucho riesgo. Algunas veces vale más malo conocido que bueno por conocer. Creo que es un excusa que está montando en su cabeza para no casarse por la fuerza y hacerlo cuando ella decida y con quién decida.
ResponderEliminarSaludos.
Ahhhhhh!!!!
ResponderEliminarMenos mal que parece que se desmayó no? Como para ir zafando, después verá ... .
Che, no me lo va a hacer terminar mal al cuento no? ah no, cierto que tengo tres finales para elegir, es asi? Bueno, espero encontrar uno que me guste.
Abrazos vecina!
NEo reconozco que me has enganchado, me cuesta leer la letra roja bajo fondo estrellado, y el texto un poco junto. Pero merece la pena, decirte que asi se casaron mis primas de la Argentina y todas, una tras otra se separaron, no sé si has leido Brida de Paulo Coelho, pero un destello surge en el hombre de tu alma gemela y eres capaz de reconocerla aunque tardes mil años. nada puede reemplazar el amor verdadero, aunque halla que librar muchas batallas sociales.
ResponderEliminarbesos , me encanta como escribes parece que lo estaba viviendo yo.
jejejee...me encanta ver como aquí cada uno ya va arriesgando y suponiendo un desenlace! jejeje...recuerden que habrá tres para elegir!!!!jejje
ResponderEliminarMuchas gracias por el interés.
Nos vemos!
P.D
Carrachina: intentaré publicar con letras más grandes.
Pero qué emocionante se ha puesto la historia.
ResponderEliminarBarajo hipotéticos finales, habrá que esperar a los que tú nos planteas.
Abrazos.
Estoy dando un paseo por mis blogs amigos y sólo quería decirte que me sientas aquí a tu lado, te sigo y comparto desde Google Reader, no siempre tengo el tiempo de dejar las palabras adecuadas.
ResponderEliminarPronto te escribo, querida amiga, nuestro proyecto nos espera todavía. Me alegra ver que lo publicitas tan bien!
Un abrazo, compañera.
Sigo leyendo...
ResponderEliminarUn besazo!
Ay, no me animo.
ResponderEliminarEs que me da ganas de gritarle, que salga corriendo.
jeje
Besos, Noe.
Neo, en un puño nos metes, y a ese poder nos sometes, autora. Y a toda hora a tus pies nos tienes.
ResponderEliminarMe quedó rimado, ¿o no? noooo
Sigue...
Yo pienso como Lala, me desmayo, y procuro darme un buen golpe,por muchos cachetes que me den no abro los ojos, por lo menos ganar tiempo, que se suspenda la boda. Mira he estado mirando en la tele un programa, pensaba que estaría la tercera parte, pero ahora, puffff, que mal rollo para ir a dormir, pesadillas voy a tener con esta boda. Besitos.
ResponderEliminarMe ha dejado con las ganas de saber qué pasará.
ResponderEliminarCon lo que llevo vivido, yo le daría un consejo a esa chica.
El amor, por muy estupendo que sea, no es para siempre. Quédate donde estás, aprovecha lo que te ofrece la vida, que es una vida regalada, y ten las historias que te apetezca tener, que forman parte de tu libertad.
Pero, la juventud, ya se sabe... nunca hace caso de los consejos ;-)
Besos, guapa.