UN VIEJO PESCADOR
Sobre la vera del río, en medio del delta vive desde su niñez un viejo pescador. Allí nació, allí creció, allí formó y crió su familia. Allí quedó otra vez solo, después de mucho, cuando los años lo dejaron viudo y su único hijo partió para intentar armar su vida en otros rumbos. A pesar que le dolió la partida, nunca se quejó ni le recriminó al muchacho por querer ver nuevos horizontes. Siempre creyó que cada quien debe buscar su lugar bajo el sol y que no todos somos para el mismo sitio. Hay quienes se han criado en grandes ciudades y no paran hasta hallarse junto al mar o a la montaña o junto a una laguna. Otros, en cambio, venidos al mundo entre juncos, esteros y pescadores, desde siempre han querido conocer otros rincones: grandes poblados, las altas cumbres, extensas llanuras. Su hijo es uno de ellos. Quiso estudiar, así lo hizo y pronto vio sus frutos. Se abrió paso en la ciudad y echó allí sus raíces. Muy pocas veces se llega a visitarlo. Sí, por suerte, muy seguido le escribe contándole sus cosas y compartiendo desde lejos con él sus alegrías. El viejo pescador es feliz sabiendo que su hijo lo es. No será muy instruido pero sí tiene el conocimiento y la sabiduría de quienes entienden la Naturaleza adentrándose en sus secretos más profundos. Sabe que la felicidad está en las cosas simples, en hallar cada quien su fortaleza, en no sepultar los sueños, en disponerse a paladear con intensidad cada minuto de vida. Sus manos callosas no necesitan mucho más que ellas mismas para desenvolverse en su paraíso. Comprende el río con sus cambiantes humores, sus crecientes y bajantes, sus flujos y reflujos, sus mañas, sus peligros, su mansedumbre, sus pocos caprichos. Respeta cada ser vivo de aquellos paisajes porque entiende la cercana conexión que hay entre todos: agua, plantas y animales, cielo, suelo e isleños…todos son partes de un todo que no podría sobrevivir si algún maligno designio llegara a cortar el enlace que los ata poniendo a uno sobre otro. La sabiduría de los antiguos habitantes persiste en él luego de haberse nutrido por generaciones, sabe interpretar el color del cielo, el vuelo de las aves, la inquietud de las garzas, el ritmo de las crecientes, las corrientes del río. Presiente la proximidad de las lluvias, las variaciones del viento, la influencia de la luna…en esos presagios de la Naturaleza el hombre entiende que es la Maga la que envía mensajes a quien sepa interpretarlos y en ese ir y venir de señales y conjeturas él se siente íntimamente unido a ella y su sortilegio. Esa mañana, por ejemplo, la brisa del este le ha despertado viejos recuerdos. Lejanos, sí, pero alegres, y eso significa que tendrá un buen día. Sin duda la pesca será abundante y hasta quizás atrape algunos dorados que pueda vender a buen precio. El presagio se cumplió al recibir carta de su hijo anunciándole su pronta visita. Para más regalo, esta vez llegaría con su nieto, al que sólo conocía por fotos. Hasta el cielo mostró su alegría tiñéndose con rojizas vetas. Luz dorada que se hacía tarde para ser luego noche poblada de estrellas…y la isla se llenó de voces. Pájaros, aire, insectos, croar de ranas, murmullos secretos. Todos se esmeraban en hacer correr la noticia anunciando que pronto se iniciaría el festejo: llegaría su hijo y con él, lo nuevo de su sangre: su querido nieto. La novedad alcanzó pronto, como todo lo que sucede en esos pagos, los oídos de la Maga, quien también se alegró, porque sabe que la alegría es merecida cuando la gente buena de vez en cuando compensa con ella sus soledades. Quiso entonces la Maga, para agasajarlo, pintar el cielo y el río con los mejores colores. Dispersó por el aire la frescura de la hierba recién brotada. Adelantó el nacimiento de las flores de las islas, encendió de rojo los ceibos, puso más verde en sauces y laureles. Alistó a los patos, garzas y gallaretas para que poblaran el cielo con sus vuelos. Engalanó las orillas del río, los esteros y las aguadas. Dispuso el mejor sol y la más mágica de las lunas para recibir a los visitantes. Todo quedó así a punto para sumarse al festejo del anciano pescador.
(continuará) |
Que dura es la vida en la isla; pero esa gente ama el lugar y el paisaje, los corre la inundación y vuelven a instalarse alli. Están como predestinados a vivir y morir cerca del río. Y pasan las de Bartolo en Francia, pero no les importa, insisten. Es que la magia del río es muy grande, te atrapa.
ResponderEliminarVengo leyendo desde el post anterior y espero el próximo.
Abrazos de lunes vecina!
En espera del final quedamos.
ResponderEliminarUn beso.
Salud y República
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarespero impaciente el final cielo.....luego comentaré mis sensaciones...mil y una, resumidas....un beso mi amor!!!
ResponderEliminarEl viejo de la isla es la Natura y tú, Maga Neo, nos encantas con bellos sortilegios, caemos en tus redes cual pececillos, boqueando pedimos el final, la continuación...del embrujo.
ResponderEliminar"Ningún arte puede imitar la destreza de la Natura" Cicerón.
Sin embargo, Neo, tú te esmeras al darnos cuentos mágicos que la convocan.
Bellísima acuarela, me recuerda vágamente a un Klee.
!Salves y bsito! natalí
Después de todo, la maga es mujer, y, por tanto, muy sensible a la felicidad y la pena de los demás.
ResponderEliminarMuy tierno, Neo.
Un gran beso.
Extraordinario. Espero el final...!
ResponderEliminarBesos enormes...!
QUE RELATO ORIGINAL PERO TAN SACADO DE LO REA NEO, ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ResponderEliminarIMAGINE CADA INSTANTE¡¡¡
ESPERO EL DESENLACE¡¡
FELIZ SEPTIEMBRE¡¡¡
Me parece interesante aunque... "la alegría es merecida cuando..." prefiero que lo dejes ver a que lo cuentes como conclusión.
ResponderEliminar¡Abrazote escribidora!
Lo que daría porque la maga del agua me pusiera el mar ante mi balcón. Hace un calor impresionante y lo lindo que sería sentir en este preciso momento la brisa marina.
ResponderEliminarSeguiré leyéndote para ver como se desarolla el festejo del pescador... indudablemente que la gente sencilla que tiene mucho contacto con la naturaleza la comprende mucho mejor que cualquier mortal instruido de escuela.
Un abrazo caluroso (31C°) desde Berlín. El verano aún no se quiere despedir, pero ya pronto se irá :-(
Un tema para una convocatoria literaria: "todos, locos"
ResponderEliminar¿Què provoca màs sufrimiento o màs fascinaciòn, segùn se mira...? ¿quien està muy por encima de un perfil emocional o muy debajo?
¿Hay en tu vida alguien que te arrastra o te atormenta? La demencia, ¿es una enfermedad o es tan solo un juicio de valor?
Lo que se transmite de padres a hijos y sobre todo si es bueno, jeje, es lo mejor que nos puede darla vida, como en el caso de pescador y su hijo.
ResponderEliminarSuerte que la Maga está de buenas.
Saludos.
Ojala todos sepan apreciar el detalle de la Maga...
ResponderEliminarYa veremos qué ocurre!
Hoy paso rapidito!
Un beso
Lala
Qué sabiduria tiene los hombres del mar y del campo y en este caso el pescador de tu rio.
ResponderEliminarHas pintado el paisaje de maravilla con tus letras.
Seguimos. Un abrazo.
Quedamos a la espera de má!
ResponderEliminarSaludos y un beso!
Yo al igual que elpescador tengo quien me pinta el cielo, no es la Maga, pero si mi Mago.
ResponderEliminar...continuo con la continuacion
Cariños.
Tere.
Todo se está poniendo tan bonito, que no sé me asusta un poco. Voy corriendo a leer la parte final.
ResponderEliminarMe voy a leer el desenlace, no quiero opinar sin saber cómo termina, jajaja -las ventajas de leer todo junto- ...
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