LAURA Y FLORIÁN – PRESENTE CON FUTURO
La mujer se despertó con un sabor agridulce en sus labios después del sueño. Una lágrima y una sonrisa se mezclaban en su rostro y abriendo la cortina de su ventana dejó que la mirada se perdiera por unos minutos entre las pocas nubes de aquel cielo de primavera.
Pensó en Leonor, en Federico…les agradeció infinitamente que se hubieran presentado así, tan íntimamente, retribuyéndole quizás por el haber reunido otra vez aquellas ofrendas de amor intercambiadas hacía tantos años. Fue feliz al haber comprobado que ambos pudieron conocer el verdadero amor, ese al que muchos jamás encuentran.
Pensó también en qué hacer con el escarabajo y la cigarrera, cuál sería el mejor destino para ellos. Supo que deberían estar siempre juntos, por supuesto, y entendió que no sería la venta el final que ellos merecieran.
Se le ocurrió que quizás pudiese ubicar la tumba de Leonor, y allí dejarlos, como póstumo homenaje. Conocía la familia, la estancia; si había sido enterrada allí o en el cementerio del pueblo no sería difícil saberlo. No era lejos, a penas unas horas de viaje por la ruta y lograría estar cerca de quien fuera la propietaria de su bello escarabajo. Pero la idea no terminaba de convencerla. Testimonios de un amor tan grande no deberían terminar bajo tierra, en una tumba, con sólo uno de los amantes …de esa manera la ceremonia no estaría completa. Quizás las dos joyas merecerían un mejor sitio para descansar juntas. Tal vez el lugar mismo que vio nacer y crecer tan profundo sentimiento fuera el mejor marco para su posteridad…pensó entonces en Paris…en esos momentos era otoño allí…como cuando Leonor y Federico se conocieron…y la idea de la ribera del Sena, el viejo Montmartre, las plazas doradas por la alfombra de hojas, la plateada melancolía de las nubes y el agua la enternecieron aún más.
Eso terminó por decidirla: París sería entonces!
Frente al empleado del aeropuerto, mientras él chequeaba su pasaporte, fue la primera vez que tomó conciencia de la asombrosa coincidencia.
Increíblemente nunca, en tantos años desde que tenía el escarabajo, había tomado nota de que las iniciales de su propio nombre coincidían con las de Leonor. Quizás contribuyó a ello el hecho de que siempre decidió ignorar su segundo nombre: siempre detestó llamarse como aquella odiosa tía que amargara tanto su infancia…pero esa era otra historia…
“LMA”, decía sobre el reverso del escarabajo…”Laugra Magría Agrmas”, leyó en imperturbable intento de español el empleado de migraciones. Y aquella tan obvia declaración, cobró, de improviso, el carácter de un nuevo signo por descifrar…
¿Qué fue lo que hizo que nunca antes aquella mujer tan atenta para resolver los secretos de otros jamás se hubiese percatado de aquella extraordinaria ocurrencia del destino? ¿Qué nuevo ingrediente se agregaría al sortilegio de escarabajo y cigarrera?...Con la mente casi obnubilada por el sorpresivo descubrimiento la anticuaria recibió sin pensar sus papeles de desembarco, luego de arribar a aquel Paris otoñal, mágico y eterno, que la recibía con otra maravillosa incógnita dispuesta a ser interpretada.
El hotel era tal como lo había imaginado, los parques, como siempre los soñó, el Sena, tan increíble como en las postales, la magia, como sólo experimentándola se puede sentir…Ella, casi impensadamente, por capricho y fortuna del destino estaba allí, recién llegada desde un sur que se le antojaba de otro mundo, pretendiendo caminar como si supiera hacia dónde dirigirse, pero en realidad, eran de otros los hilos que dirigían su paseo, evocando otros pasos, lejanos ya en la historia, pero sin duda, aún presentes entre aquellas callecitas sin tiempo.
En la mano, un plano de la ciudad que siempre quiso conocer, sobre su pecho, el escarabajo tan querido que cada vez más se enlazaba a su vida, en la cartera, la cigarrera labrada…y en su corazón, la mágica sospecha de que algo muy bueno ocurriría al final del día.
La mañana se disponía para ella con todo su esplendor. Sus ojos se esmeraban buscando entrever señales, secretos, signos que le dijeran hacia dónde, cuándo, qué… Las horas transcurrieron blandamente. Sin considerar el cansancio que podría sentir, haciendo uso de su empolvado francés y obedeciendo los letreros de las calles, pronto llegó a su inevitable destino: el Louvre…
Con sus contrastes insolentes y su promesa de eterna persistencia, el museo se le presentaba como el sitio ideal para terminar de compaginar y darle un marco adecuado a la ceremonia de reencuentro del escarabajo y la cigarrera. Sabría por fin dónde culminar aquella historia de amor inconcluso y eso la hacía sentir feliz.
Si bien siempre quiso recorrer detenidamente cada una de las galerías de aquel templo del arte y de la historia (para ella, amante de las antigüedades, estar allí era como estar en el corazón del paraíso) sin dudarlo se dirigió directamente al Departamento de Antigüedades Egipcias.
Egipto Copto, Faraónico o Romano…tres posibilidades en que se abría su búsqueda y a las que decidió responder comenzando por Egipto Faraónico, supuso que sería allí donde estaba el original de su escarabajo.
Recorrió varias salas entre estatuillas, utensilios y amuletos. Encontró varios escarabajos de cuarzo pero no eran como el que lucía sobre su pecho. Aquellas maravillas la hipnotizaban y la iban sumergiendo poco a poco en un mar de ensoñación que la fue poblando de un íntimo bienestar. Aquel mundo de reliquias la atrapaba, haciéndole volar la imaginación y la sensibilidad hasta llegar a sentir que podía casi tocar a quienes habían labrado aquellas piedras y pintado aquellos trazos.
De repente, en una vitrina con muchas otras joyas y amuletos, allí estaba, entre las pertenencias del Rey Amenemhat III, hecho de oro, vidrio y madera…el original de su escarabajo, que simbolizaba la reencarnación y las fuerzas de movimiento del sol. Sintió una profunda emoción y una extraordinaria conexión con aquellas dos personas que en ese mismo lugar, varias décadas atrás se habían encontrado frente a aquel mensajero de dioses iniciando juntos la que ya era parte de su propia historia.
Contempló extasiada aquella pieza por largos momentos, buscando atravesar, si hubiera sido posible, el cristal que separaba sus manos de aquellas texturas. Mientras la observaba, acariciaba, en compensación, la lisura de “su” propio escarabajo, que, desde su solapa competía en belleza con su gemelo.
Entre la semipenumbra de la sala, recién advertido por la anticuaria que se despertaba suavemente del encantamiento, un hombre alto, de ojos amables, claros y penetrantes le sonreía como celebrando también por un reencuentro.
- Hermosa y mágica coincidencia – dijo…mientras a Laura le subía imprudente y delatora la sangre hasta sus mejillas.
- Son prácticamente idénticos – se apuró a aclarar el hombre para justificar con inocencia su intromisión.
Con acento claramente compatriota, aquel extraño de aspecto afable y algo entrado en años decidió presentarse sin más trámites, buscando diluir con su simpatía la sorpresa de la mujer.
- Florián Dálman Suárez – dijo, extendiendo al mismo tiempo su mano - es una alegría encontrar a alguien a quien le entusiasmen como a mí estas antigüedades. Y además, una satisfacción extra que hable el mismo idioma…el francés no es muy fuerte y para comunicarme aquí, realmente tengo que hacer un gran esfuerzo – agregó con muestras de gran sinceridad.
A estas alturas Laura estaba sonriendo, su corazón maravillosamente agitado, con la mano de Florián entre las suyas, repasando mentalmente las iniciales ( F,D,S) del nombre que ya nunca más le sería extraño…mientras pensaba maravillada en los vericuetos que hizo el destino para conducirla hasta ese preciso lugar, en ese preciso momento…
(…de la misma manera que a mí me guió para narrar estas historias…)
(fin)
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Esta mañana pensaba que igual había dejado un hijo del que no sabíamos nada, pero este final es casi mejor. Me ha encantado.
ResponderEliminarDebería estar en la cama, pero he preferido leerlo ahora sin interrupciones de peques para disfrutarlo más.
Sigue Neo... sigue sacando reliquias del baúl de los recuerdos jajaja
Un abrazo
Bella tu historia Neo,aunque leda entre analg¨´esicos ,cocina y ropas.
ResponderEliminarMe gustó tu historia.
Mil besos.
Shere
Bello final, preciosa historia, me gustó como ella fué tirando de un hilo para llegar al final, sin desfallecer en el intento, y con la perseverancia de siempre saber y conocer más.
ResponderEliminarEspero nuevos relatos amiga.
Besines y achuchones.
Basileia
Maravillosa historia que recuerdo perfectamente.
ResponderEliminarCreo que has vuelto a sorprender con estas historias a quienes no
las conocían todavía. Y claro, es normal, son muyyyyyyyyyyyyy
buenas! :D
Un besito!
P
Gracias!!! ya estoy aqui... Leer la historia completamente!!
ResponderEliminarUn saludo
Hola, vengo navegando desde el blog de Vale.
ResponderEliminarIre leyendote detenidamente.
Un placer =D
Tienes un premio en mi blog
ResponderEliminarPetonets
Vendre mas tranquilamente a leerte.
Sorprenderte y bonito final.
ResponderEliminarTe felicito por esta historia que tan bien has escrito y ha conseguido atraparme.
Abrazos y hasta pronto.
Ahhh (Suspiro) Lo tuyo no tiene nombre, cada relato que subes me gusta y me sorprende más que el anterior. A este paso voy a tener que crear un club de fans de tus escritos. :)
ResponderEliminarMaravilloso, has hilado lentamente la historia hasta tejer ese fantástico final, amores que pasaron pero dejaron la semillas correctas para volver a renacer de nuevo. Buenisimo.
Abrazos Moni. Smuackss
Y como las narras...
ResponderEliminarPetonets princesa Neo.
ainsss siii, la recuerdo Neo, como no recordar cada una de tus historias, todas y cada una de ellas con su toque especial y el de esta recuerdo de las más bellas.
ResponderEliminarUn abrazote para cualquier tiempo : )