Esta historia surge a consecuencia de una canción que quizás muchos conozcan. Sobre ella mi imaginación voló y armó esta versión de lo que pudo haberla inspirado. Con mis disculpas para Jaime Ross, jejjeje…que dudo mucho alguna vez se entere de mi atrevimiento, iré publicando en forma de trilogía (cuándo no!) este divague novelesco.
Nota: Acompañando la última parte, transcribiré la letra y publicaré uno o dos videos con distintas versiones de la misma.
LA HERMANA DE LA CONEJA
Mientras toma el té de las cinco en Montevideo, mirando ese río que parece mar y la lluvia cae como queriendo ser su mismo llanto, ella recuerda, con tristeza y en silencio, su vieja historia. Haciendo tiempo mientras espera la hora para ir a su analista, ella se deja llevar y se escurre, mientras sus nostalgias afloran y se anudan en su garganta.
Allá lejos y hace tanto, cuando apenas intentaba soñar con el despertar del amor, la vida o ella misma (ya no sabe bien a quién acusar) le tendieron una trampa. Siempre fue la segunda. Era la menor, en su casa, el colegio y con los amigos. “La hermana de la Coneja”, la llamaban y ella detestaba ese apodo.
Luchó desde siempre para ser vista como “ella”, “única”, “exclusiva”, valiosa”, “distinta”. Buscaba en vano alguien que la mirara sin considerar su cercanía y parecido con su hermana, pero cuando la costumbre se hace carne, no se puede empezar de nuevo. Todos la llamaban así, omitiendo, crueles, su verdadero nombre.
Pero el Tito la miraba distinto...cuando estaban solos, en grupo o se cruzaban en la calle, la hacía sentir “especial”.
Él era flaquito y morocho, nada fuera del común, pero esas miradas tan nuevas, tan para ella, tan intraducibles, terminaron por cautivarla.
Caminando la ciudad vieja, entre galpones, almacenes y depósitos semi abandonados surgió y germinó aquel amor de adolescentes.
Solía llevarse el uno al otro de la mano, con ese orgullo indescriptible de quienes se estrenan en los menesteres del deseo y las ganas, mostrándose provocativos frente a los otros, los que ni siquiera se imaginan de qué la van entre ellos... promesa intensa de amor eterno.
Los demás, el resto de la barra, quizás hasta los envidiaron, porque fueron ellos dos los únicos en animarse a traspasar la frontera que hay entre la amistad y el amor.
Pero cuando los dieciséis años son mucho para cargar y aguantar esa inquietud interior que dista de quedarse en el romanticismo, las consecuencias se vienen de golpe.
Después de aquella única vez, esa que dejó su huella en un colchón apolillado, todo se precipitó y perdió su dulzura.
Ella tuvo que enfrentarse a una decisión que la marcó para siempre, aunque a pesar del tiempo pasado, se empeñara en negarlo.
La vida le mostró su implacable crudeza. Como los rincones de su trozo de ciudad, todo se le vino abajo: la inocencia, la fantasía, la esperanza, el noviazgo, las ilusiones...todo eso quedó desolado en aquel rincón inmundo donde le quitaron ese pedacito de vida que no podía ser.
Después de eso, nada volvió a ser igual. Mucho menos ella misma, nunca más volvió a creer. Nunca más volvió a amar sin considerar compensaciones.
Los años la endurecieron. Le hicieron aprender que el camino se hace a la fuerza, que no valen las ilusiones si no se las viste de lujo. Que para salir del pozo hay que jugarse y que si se quiere algo hay que avanzar sin fijarse a quien se deja atrás.
Y así se propuso vivir: bajando el telón sobre lo que no pudo ser hasta casi el punto de olvidarlo.
Atrás quedaron enterrados la vergüenza, el desdén, la timidez, la mediocridad, y el sobrenombre…
Luego de mucho esfuerzo y pelearla, llegó su tiempo de la buena vida. Aparentando quizás una felicidad que no era, se transformó en aquella mujer que deseó, despreocupada, elegante, mundana y formal. Bastante por encima del resto de los que la conocieron en otras épocas.
Tiene sus problemas. Para qué negarlo!…pero esos se superan…o se disimulan, que para eso esté el dinero y la posición social…pero igual duelen.
Solamente, de vez en cuando, cuando la lluvia se muestra tan tristonga como esa tarde aquellas sombras reaparecen y le conmueven su realidad hasta los cimientos.
Únicamente en aquellas contadas ocasiones se deja llevar por el juego de las suposiciones y haciendo apuestas con su pasado lejano, intenta adivinar si hubiera sido varón o si en cambio le hubiera nacido otra coneja.
(continuará)
|
Este divague como lo llamas vos, es sensiblemente maravilloso Moni!!!
ResponderEliminarQue dolor tan grande lleva ella en su alma...a pesar de su "buena ventura",jamàs olvidarà que mataron un trozo de si misma...
Me conmoviò tu versiòn!!! estarè atenta a la pròxima!
Abrazos!!
Hola Moni!
ResponderEliminarNo conozco la canción, porque nunca me gustó demasiado Jaime Roos. Así que esperaré a ver los videos para tener una idea. Por lo pronto, el relato viene más que bien! :-)
En relación a tu comentario en mi blog, estoy de acuerdo con vos. A pesar de que éramos niños durante la última dictadura, logramos tener conciencia de lo que significó su accionar y la sangría humana y económica que provocó.
Obviamente, no todos somos concientes, aún hay muchos que votan a Rico o a Patti, vivan a Menéndez o a Bussi, pero la gran mayoría del publo argentino sabe que ese pasado siniestro no tiene que volver jamás.
Un beso grande, y gracias por yu opinión.
Estupendo relato el que ha dejado, Neo. descriptivo y atrapante. Me encanta que sea una trilogía para seguir sentado, atento de lo que imaginaste podría ser la inspiración de esa canción, que como Danny desconozco, así que de aquí no me muevo.
ResponderEliminarBendiciones imaginando la continuación.
Conozco a una mujer que por el momento, es la protagonista de esta historia. Voy a seguir...
ResponderEliminarUn besito.
Hola Moni, lo bueno de llegar siempre tarde, es que no tengo que esperar para leer el capítulo siguiente, jeje ... La verdad es que las experiencias de la adolescencia dejan una marca en todos nosotros, sea para bien o para mal, son vivencias difíciles de obviar, será porque marcan el paso a la madurez, los primeros pasos fuera del cascarón ... Besos Moni, y una vez más felicitaciones por el texto, es impecable.
ResponderEliminarAh, qué hermoso regalo a los sentidos... No he podido avanzar. Voy a copiar los textos, imprimirlos y leerlos (me autorizas la copia). Es que estaré un poco alejada de la compu este día.
ResponderEliminarApapachosjavascript:void(0)