miércoles, 18 de junio de 2025

CADA JUEVES, UN RELATO: SILLAS NARRADORAS

 Me uno con este delirante texto a la convocatoria tan original que nos dejan nuestros amigos del blog Il Vici Solitari. Pasar por allí para leer todos los relatos.



UNA SILLA EN EL SALÓN OVAL

Aquí se sienta el poder, en esta oficina oval tan mentada y temida. Ombligo de las decisiones más importantes en esta parte del mundo que se la da de civilizado y conciliador.  Aunque a los ojos del resto resultan ser tan arbitrario e irracional como todos los otros a los que dice enfrentarse, los que aquí se sientan creen estar destinados a torcer el rumbo de la historia, cocinando los destinos de millones que ni siquiera les han votado. Pero extenderme en esas contradicciones es pretender ser juez y no es esa mi parte.

Aquí sólo soy una pieza más dentro del cuidado equilibrio de las templanzas que se requieren para los controlados juegos de quienes llevan sobre sus hombros las más complicadas negociaciones.  Mucho hay en danza aquí y por eso yo, pieza mínima dentro de un mobiliario exquisito y refinado preparado al gusto del gobernante de turno, paso a tener un rol fundamental del que nadie habla.

Camuflada en sincronía con mi cómoda contraparte dispuesta para el anfitrión, en la esquina opuesta a dicho señoreaje mi presencia anuncia el respeto y la equidad con la que el visitante suele ser recibido en medio de salutaciones formales, sonrisas falsas y cámaras flasheantes dispuestas a inmortalizar el encuentro.

Frente a tanto despliegue -ya iniciada la fingida y distendida charla- el eventual visitante se deja caer sobre mi aparente blandura como quien busca refugio en medio de una tormenta a la que se intenta soportar estoicamente, pero lejos de ser esa mi consigna, aquí me hallo para brindar una tarea mucho más sutil y utilitaria.

Debajo del lujoso brocado de mi tapicería, resortes disimulados de rígida estructura se van haciendo notar bajo las distinguidas nalgas del recién llegado sin que el buen gusto le permita más reacción que la de ir intentando cambiar de postura para equilibrar su humanidad.  La difícil prueba de sobrevivir con elegancia a la evidente incomodidad a la que es sometido va haciendo poner nervioso al visitante quien poco a poco se va instalando en el borde de mi capcioso asiento, ubicación sesgada que se interpreta como gesto de debilidad y sometimiento frente al anfitrión que, en contraste, sigue expresándose cómodo y desinhibido sobre mi gemela.

Al final de la diplomática contienda, el visitante ha dejado de centrarse en el quid de la difícil negociación para la que ha sido convocado, totalmente sustraído de los  asuntos importantes gracias a mi ingeniosa e insospechada intervención.


domingo, 15 de junio de 2025

CIERRE Y PASE JUEVERO



Llegado el domingo -día del padre por aquí- doy por cerrado el  verde encuentro que nos convocó durante la semana que culmina. 

Habiendo disfrutado de numerosos textos ambientados con ese tinte cromático tan refrescante y  agradeciendo la entusiasta participación, doy formalmente finalizado el evento que me ha tocado conducir. 

A la vez  paso la batuta bloguera a nuestros amigos de Il Vici Solitari  quienes serán los encargados de conducirnos el próximo jueves. Aprovecho para reiterar la invitación a quien desee ofrecerse para anfitrionar nuevas fechas jueveras. 

Tengan tod@s una buena semana.


P.D

Les reitero mi mail: moni_fr_123@hotmail.com y el enlace a nuestro Inventario Juevero


jueves, 12 de junio de 2025

CADA JUEVES, UN RELATO

 Subo este texto ya publicado para sumarme a mi propia convocatoria. Pasar por el post anterior para leer todos los relatos



LA APERTURA DE LOS BUZONES VERDES (un delirio para ser contado a los más chicos)

Érase una ciudad gris, con cielo gris y piedras grises. En ella habitaban personas moderadas, medidas, modosas, siempre correctas. Así como no se permitía ninguna disonancia ni estridencias visuales tampoco se toleraban gritos, bocinazos, peleas ni risas ostentosas. Se vivía en armonía, eso sí, sin que a nadie le faltara nada para vivir dignamente, aunque sin lujos ni demasiada exposición. La cuota de distensión y desborde que se permitía entre aquellos ciudadanos uniformes se canalizaba exclusivamente a través de unos buzones verdes ubicados estratégicamente en cada esquina. En ellos la gente depositaba los sobres en donde anotaba cosas bien alocadas, secretos para nunca ser revelados, temores inconfesables y sueños extravagantes, volcados allí para ser conservados en clandestinidad, como elementos mal vistos dentro de una sociedad tan homogénea y  monocroma.

Si bien la situación de equilibrio y concordancia resultaba ser el status quo en que los adultos aceptaban y decidieron vivir, para los más jóvenes la vida se iba poniendo cada vez más insostenible, aburrida y abrumadora. Por lo que, un día tan gris y normal como tantos otros, sin aviso ni señal por la que hubiese podido ser advertido, se organizó un acto revolucionario impensado e inaudito que logró poder en jaque toda la monotonía establecida: de improviso y coordinadamente se abrieron  uno a uno todos los buzones en los que la gente depositaba a modo de catarsis sus chifladuras, liberándose en forma caótica y desbordada todo lo que hasta entonces había estado encerrado, aprisionado y contenido en los consabidos contenedores verdes.

De repente el cielo se llenó de azules impensados y pájaros chillones haciendo figuras cómicas con amasijos de nubes. Los árboles de divertían compitiendo por sus verdes mientras que los sorprendidos ciudadanos perdían su usual compostura comprobando que de algunos follajes brotaban frutas rojas y lustrosas y de otros, flores amarillas y perfumadas, todo sin orden ni regla estratégica que los mantuviera coordinados y prolijos. Las casas no quisieron ser menos y se animaron a llenarse de lunares, rayas, curvas y hasta de sapitos. Los autos comenzaron a ir por la vereda y los perros se negaron a pasearse con correa husmeando religiosamente cada arbolito. Los colores estallaron pintarrajeando todo aquí y allá, incluso lo que se movía. Las carcajadas comenzaron a brotar sin razón y contagiaron en forma incontrolable hasta los señorones más conservadores.  Hubo serpentinas entre los peinados de las señoras, zapatos con luces, silbidos agudos  haciendo que la gente se tapara sus oídos. Todo fue irreverencia a partir de ese momento en la otrora ciudad gris, mientras las locuras escapadas de aquellos buzones verdes alcanzaban por fin la estratósfera y se apelmazaban unas con otras para conformar el sol rojo e incandescente que aún reina en ese cielo desde entonces.


domingo, 8 de junio de 2025

PRÓXIMA CONVOCATORIA JUEVERA

Llegado el domingo, luego de disfrutar la nutrida variedad de relatos nacidos de la propuesta dejada por Demiurgo en su blog y agradeciéndole a nuestro amigo por haber asumido la batuta del último encuentro, tomo nuevamente la posta y les convoco a dejarse llevar por EL VERDE.




Evocando (que no emulando) los famosos versos de García Lorca, les invito a escribir, ya sea concreta o simbólicamente sobre este color tan particular. Puede ser utilizando algún objeto verde que aparezca destacado en el relato o reflexionando sobre lo que pueda significarnos sus características estéticas o emotivas, la consigna pretende partir de ese color para narrar historias breves que surjan sin más condicionamientos.

Espero que el disparador que les propongo les resulte atractivo y decidan sumarse. 

De paso, les reitero la invitación para ser anfitriones de futuros encuentros
(Últimamente andamos muy escasos de oferentes jeje)

Tengan un muy buen inicio de semana.

miércoles, 4 de junio de 2025

CADA JUEVES, UN RELATO: Sueños argumentales

 Esta semana es el amigo Demiurgo quien nos convoca a escribir, esta vez eligiendo uno de los posibles argumentos oníricos que especifica en una larga lista. 

Dentro de ella y casualmente, el número 5 coincide totalmente con un viejo relato que alguna vez publiqué. Interpretando esa coincidencia como una elección ya definida, publico nuevamente la historia tal como fue escrita en su momento. 

Les invito a leer todas las historias dando clic aquí.

P.D

Les recuerdo que hacen falta voluntarios para anfitrionar nuevos encuentros jueveros.



ENTRE LA VIGILIA Y EL SUEÑO

Después de varios días sin dormir, gracias a las pastillas que le prescribió su médico, pudo conciliar el sueño. Al menos, una duermevela poco profunda en la que la conciencia de estar despierto se fue diluyendo lentamente, pasando a ser -en cambio- una pastosa nubosidad en donde su identidad parecía flotar sin exigencias ni rumbos prefijados hacia sustratos del subconsciente que jamás había visitado antes.

Luego de un breve lapso que no sabría dimensionar, comenzó a sentirse cómodo en aquella levedad irreal en la que se sumergía. Fue en esa instancia en la que por primera vez sintió tambalear sus habituales certezas aflorando en su mente como vagas moralinas irrisorias, adquiridas desde su infancia sin más sustento que la aceptación ciega a la que fue sometido.

Enfrentado tentaciones filtradas en su subconsciente desde épocas arcaicas, el durmiente se dejó llevar por ellas con la tranquilidad de saber que las estrictas reglas aprehendidas no tenían validez en aquel universo. Para diluir totalmente los últimos resquicios de sensatez y culpa que pudieran quedar en su conciencia, una máscara de extraños poderes le fue proporcionada para que, al usarla, diera rienda suelta a su más oscura naturaleza sin cuestionamientos ni pudores.

Alentado por el alto realismo de lo que allí se le ofrecía, presenció mientras estuvo en aquel plano onírico todo tipo de excesos: abominaciones impensadas, violencias sádicas, perversiones sin límites a las que le invitaban a sumarse. Y sumergido en un baño de exuberancias e inconciencia, sin lazos que lo frenaran, el durmiente consintió y participó.

A la mañana siguiente cuando el tibio sol asomaba ya por la ventana, el hombre fue paladeando el blando retorno a la cotidianidad mientras en su boca persistía el sabor agridulce de las frutas prohibidas que había probado. A medida que la lucidez ganaba paso en medio de los oníricos ecos que aún retumbaban, un objeto inesperado captó su atención recién despabilada mientras un mudo grito de espanto intentaba brotar de su garganta: una máscara pegajosa, aún chorreante de fluidos inciertos, reposaba sobre su mesa de luz como signo inequívoco de que lo soñado había resultado ser tan real como lo que ahora comenzaba a experimentar.