EL SOMBRERO AZUL Y EL ELEGANTE BOMBIN
La joven del sombrero azul
atraviesa la calle bajo la persistente lluvia, protegiéndose apenas con un
periódico viejo. A paso ligero intenta hacer el largo trayecto hasta su casa guareciéndose
bajo algún alero o algún zaguán que le brinde cobijo momentáneo, mientras la
tormenta se ensaña haciendo volar paraguas y levantando faldas con mordaz insistencia.
Tanto ella como el resto de los desamparados transeúntes se han convertido a
esas alturas en torpes fantoches de rostros ateridos esquivando los charcos y
las baldosas flojas que parecen multiplicarse, a medida que el viento azota las
ramas de los árboles hasta desprenderles las pocas hojas amarillentas que aún les
quedan.
Por algún motivo que no logra
dilucidar, mientras disfruta de su segunda copa de bourbon, un silencioso observador centra ahora su atención en la
escuálida silueta empapada que se apretuja junto al vidrio de la puerta de
entrada del café en donde él se halla. Nota que el modesto sombrerito de paño azulado
que lleva la muchacha, luce como único detalle festivo una pequeña pluma en su
costado. Por alguna razón eso le agrada.
De improviso una ráfaga de viento
y lluvia se ensaña contra la joven forzándola a ingresar al local para
guarecerse. A estas alturas su sombrero azul está totalmente mojado y clama por
un rincón cálido y seco. Algo indecisa decide acomodarse en la única mesa libre
que queda en la cafetería mientras ubica su abrigo y sombrero chorreantes en el
perchero. Mientras pide un café, sus ojos soñadores se entrecruzan con la
mirada profunda del hombre callado que bebe su bourbon en la mesa próxima.
Casualmente su sombrerito azul queda lánguidamente suspendido junto al elegante bombín que el silencioso observador ha dejado antes colgado junto con su impermeable. La tímida pluma acaricia sin querer el ala curva del bombín que se estremece con su leve contacto. Ambos sombreros, hasta ese momento totalmente ajenos el uno del otro, pasan a disfrutar en el perchero de una íntima cercanía que sus respectivos dueños pronto también buscarán experimentar.
(Más relatos jueveros, en la entrada anterior)
Una historia de encuentros inesperados por parte del vestuario podrían tener algo más que una amistad en la cercanía del perchero ..Interesante el toque que le has dado. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarSi el vestuario ya se atrae, imaginemos que más lo harán los protagonistas jejee. Gracias Campi. (Supongo que Cass te habrá confirmado la fecha de tu anfitrionazgo)
ResponderEliminarPor ahí se empieza, sombrero con sombrero, ahora les toca a ellos emularlos. Una historia que promete. Abrazo
ResponderEliminarMe alegra que te gustara,Ester. Muchas gracias
Eliminar¡Precioso! Con una óptica tan bonita, tan peculiar: la de la sugerente y prometedora comunión de los sombreros...
ResponderEliminarEs todo un símbolo, delicado, poético. Y la manera en que el destino los conduce en el ambiente lluvioso está muy bien narrado, con sencillez y elegancia.
Me ha encantado
Un abrazo :)
Muchas gracias Volarela por tu generoso analisis. Me alegra y estimula. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención
EliminarMuy bonito. Encantadoramente narrado y sutilmente finalizado , con elipsis del final real. Perchero, punto de encuentro. Me ha encantado. Es com llevar un avatar que lanzar a la aventura, a ver si pesca algo.
ResponderEliminarBesosss monica
Y a mi me ha encantado esa interpretación de los sombreros como avatares de sus dueños. Fue mi intencion. Un abrazo Gabiliante. Muchísimas gracias por tu atenta lectura.
EliminarGalanteo "sombreril" todo un preludio de lo que está por venir. Inanimados personajes que cobran vida colgados de un perchero bajo tu siempre sutil pluma.
ResponderEliminarUn abrazo y buen fin de semana.
Muy amable Jorge por lo de "gentil pluma" jejee. Te agradezco por pasar y leer. un abrazo
ResponderEliminarNada mejor que una tormenta a finales de otoño para provocar un encuentro romántico. Precioso relato. Besos y feliz fin de semana.
ResponderEliminarCuando pica el amor, lo de menos es el clima jaja. Muchas gracias Esther. Me alegra que te gustara
EliminarEl viento extremo y los sombreros se empeñaron en que se reunieran.
ResponderEliminarMe dio su impresión, por lo que leí.
Un abrazo.
Es así lo que intenté contar Demiurgo. Gracias x pasar y leer. Un abrazo
EliminarUn buen comienzo para una historia que promete y es que la lluvia a veces es una gran aliada. Muy bueno, besos.
ResponderEliminarMuchas gracias Molí por leer con atención. Me alegra que te guste
Eliminar¡Qué tierna y prometedora historia de interrelación de dos sombreros y por otro lado, de los dueños del elegante bombín y el azul, tan femenino!.
ResponderEliminarBesos, Mónica
PD Voy a tu segundo relato
Y gracias por anfitrionarnos este jueves.
Me alegra que te guste Myriam. Gracias por sumarte con entusiasmo. Un abrazo Myriam
EliminarLeo y siento que voy viendo un clasico del cine,
ResponderEliminarpor suerte ya mismo puedo leer la segunda parte, alli voy,
que esta primera escena no deja de plano
segun creo en la posibilidad de un gran romance
Gracias José. El segundo relato no es la continuación de éste, pero igual espero que te guste! Gracias por tu visita y lectura
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