jueves, 29 de abril de 2021

CADA JUEVES, UN RELATO: Curiosidad


 Disculpándome de antemano por no haber podido reducir algo más el texto, me sumo a la propuesta juevera de esta semana, conducida por Moli desde su blog. Los invito a leer todos los textos.

LA VALIJA

La vieja estación se alzaba en medio de la llanura. Las vías paralelas señalaban un preciso punto de referencia más allá del ocre de las espigas. Detrás de los muros de prolijos ladrillos ingleses, se organizaba con ajustada cronometría el ir y venir de trenes, cargas y pasajeros. Tres bancos y un señorial reloj constituían el escaso mobiliario del andén. Junto a la oficina desde donde comandaba la aceitada sincronización de aquel pequeño mundo, el meticuloso funcionario vivía junto a su familia, compartiendo con ellos el orgullo de ser reconocido por su corrección y decencia. 

Un día, entre arribos y partidas, alguien se dejó olvidada una valija sin identificación, por lo que el escrupuloso jefe decidió preservar la maleta en su propia casa, mientras investigaba quién podría haberla olvidado. Apenas cruzar el umbral dio instrucciones para que nadie, por ninguna circunstancia, tocara aquel equipaje que decidió ubicar momentáneamente detrás del sillón junto a la radio que presidía la estancia.

Aquella valija se transformó, desde ese momento, en el foco de tentación de la circunspecta familia, habitualmente desprovista de cualquier emoción fuera de su rutinaria armonía. Sin que nadie se atreviera a confesarlo, cada quien a su manera fue sintiendo la picazón de la curiosidad, comenzando a fantasear sobre lo que la maleta podía contener.

El jefe de estación no podía dejar de pensar que quizás alguien la había abandonado por miedo a portar algo ilegal o inconveniente: tal vez una entrega espuria interrumpida por un imprevisto forzó al cómplice a no acudir a la cita y la carga comprometedora quedó allí en su estación, a la deriva, a merced de quien buscara luego recuperarla. Esa idea le inquietaba demasiado, por lo que su apuro por sacarse de encima aquel problema era evidente.

Su esposa, totalmente ajena a esas preocupaciones, aprovechó el evento para dejar volar su imaginación más allá del incordio que la voluminosa maleta representaba dentro de su sala, fantaseando que tal vez estuviera llena de glamorosos regalos que algún galán de la capital le llevaba a su amada pueblerina, quedando por puro azar olvidados allí, en medio de la nada.

El hijo, incansable lector de novelas de misterio y detectives, forzaba cualquier ocasión para poder tantear la maleta y estimar su posible contenido: demasiado pesado para ropa y muy liviana para lingotes de oro robados, como relataban algunas de sus historias. Tal vez documentos importantes trasladados por espías internacionales perdidos en aquellas pampas gringas. Mil historias volaban ante su mente infantil, ansiosa por divagar más allá de esos muros ferroviarios.

Para la abuela, de gran espíritu práctico, las posibilidades de adivinar el contenido sin abrir la valija se reducían a nada, por lo que era partidaria de destrabarla y darle una inocente y rápida mirada, acabando de una vez con la incertidumbre que a todos perturbaba.

Pasaron varios días y la curiosidad por averiguar algo sobre la maleta no decayó, por el contrario, se consolidó como una inquietante tentación aguijoneando en silencio desde detrás del sillón, poniendo a prueba sus voluntades vacilantes.

Una mañana, cuando el bulto hallado casi se había asimilado al mobiliario de la casa, desde la oficina central llegó la orden de despacharlo hacia nuevo destino: la valija fue trasladada y con el ella el misterio de lo que contenía. Quizás una carga ilegal, quizás encajes, quizás oro o pistas en clave sobre eventuales espionajes. Jamás lo supieron, pero la excitación por descubrir lo que pudo contener quedó por siempre latiendo en su imaginación con fuerza inquisidora.


33 comentarios:

  1. Se justifica la extensión.
    Una familia discreta, no se metió a ver lo que había en la valija.
    Un abrazo.

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    1. Tengo pensada la posibilidad de ampliar el relato. Tal vez lo haga. Gracias por leer. Un abrazo

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  2. Me inclino a pensar que algo de algun espia si debia estar en aquella maleta, hizo bien en llevarla a la casa el encargado, pues dejandola en la estacion quizas algun otro empleado hubiese visto el contenido.

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    1. Te agradezco por leer y comentar José. Le decía Demi que tal vez continúe el relato con una segunda parte. Veremos. Un abrazo

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  3. Hola Neo, Un gran relato, me gustaría que lo ampliaras, sí. Te animo a ello.
    Gracias por venir a mi blog.
    Un abrazo.

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    1. Te agradezco. Quizás te haga caso 😉. Me divertí con tu historia. Un abrazo y muchas gracias por pasar y leer con atención

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  4. ¡Vaya! tus protagonistas se quedan sin saber que contiene la maleta y nosotros tampoco jaja, menos mal que no soy curiosa y me he divertido con las cabalas de cada personaje. Un abrazo

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    1. Me alegra haberlo conseguido Ester. Te agradezco por leer siempre con buena disposición. Un fuerte abrazo

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  5. Que bueno Neo, no supieron nunca que había en esa valija pero durante el tiempo que la tuvieron en casa sus mentes volaron cada uno aun lugar distinto pero fueron felices, les mantuvo vivos la curiosidad... Me ha gustado mucho.Te felicito.
    Un fuerte abrazo y hasta la semana que viene.

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    1. Gracias Campi. Se trata de un relato basado en un hecho que alguien me contó... y me lo imaginé así. Me alegra que te gustara. Un abrazo y muchas gracias

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  6. Pienso que tus lectores que creo somos muchos y yo me cuento entre ellos, nos has dado un buen motivo para volvernos curiosos por si lo éramos poco. La Incertidumbre con la que has adornado tu historia ha sido tu jugada maestra. Genial Neo!!! has estado magnífica.
    Besos.

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    1. Muchísimas gracias Montse! No estaba segura si dejar un final abierto sería algo soso. Celebro que no se así. Un beso

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  7. También ha quedado la curiosidad flotando entre tus lectores, al menos en mí y eso que de curiosidad tengo la justa, así es que has conseguido tenernos en vilo, para luego no saber lo que contenía. Te felicito.

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    1. Mi intención fue mostrar lo que el picor de la curiosidad puede producir, más allá del asunto que se descubra. Convengamos que probablemente la valija en cuestión no contendría más que ropa, y de saberlo, habría perdido toda su magia 😉 un abrazo y muchas gracias por pasar y leer Tracy

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  8. Hola Neo , tu has puesto el punto y final de mi relato o mejor dicho
    has hecho la segunda parte de mi relato , por así decirlo , yo te diré
    lo que contenía la maleta , el gato muerto y Tomas descuartizado , ya que cuando
    se metió a navegar en internet , antes de meterse en la tienda online , vio algo que no debía
    y la dirección de su ubicación o dirección IP lo delato ,y así acabo.
    Te deseo una feliz noche , besos de flor.

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  9. jaja qué ingeniosa manera de unificar relatos, Flor! bien podría ser, aunque creo que ene se caso y por el tiempo transcurrido, la maleta habría apestado jajaja. un abrazo y gracias por leer con buena onda.

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  10. En Israel sería extremadamente peligroso,
    llamaríamos al escuadrón antibombas de la policía
    y nos apartaríamos rápidamente de ahí, sin tocarla.

    Besos

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    1. Me imagino! Pero esta historia está ambientada en la pampa gringa de los años 50, cuando sucedió realmente y el padre de mi marido era jefe de estación 😉 la realidad era otra 😊 un beso Myriam. Que sigas bien!

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    2. Evidentemente, la realidad era otra bien distinta. Otro beso 😘 para ti.

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  11. Magnifico, se me ocurre que alguien pudiera tener esa estrategia, dejar la maleta, la misma, cada mes en un estación y ver luego cuánto tardaron en cada lugar en abrirla. Sería curisos saberlo :-). Perfecto de ejecución.

    Un abrazo

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    1. Seguro sería muy interesante de hacer como experimento! Recuerdo haber leído que lo hacían con una billetera en la calle. Un abrazo y muchas gracias por leer con atención Albada

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  12. Neo, la extensión del texto era necesaria.

    Siempre estamos a la busca de encontrar nuestros propios deseos...Lo que nos conduce a incentivar la curiosidad...

    Muy bien llevado.
    Un abrazo y feliz fin de semana.🌼🌷

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    1. Te agradezco Berta. Me alegra saber que no molestará la extensión. Un abrazo y muchas gracias por leer

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  13. Con tu prosa precisa y preciosa nos has llevado de la mano, empujados por tu imaginación, hasta un final que está pidiendo a gritos una continuación.
    De lo contrario nos dejarás con el arduo trabajo de que cada uno de tus lectores busque un final que, seguro, tu resolverías mejor.
    Besos.

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    1. Jeje tal vez me animé y busque una continuación Juan! Muchas gracias por tu amabilidad y atenta lectura. Abrazos 🤗

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  14. Nos dejas con la curiosidad por saber que demonios había en la maleta!!! jajajja. Propongo que doten a esa estación de tren de un escáner para cotillear interiores de maletas abandonadas :))
    Bss.

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    1. Jaja Hola Mar! Te diré que la historia corresponde a una anécdota ducedida x la década del 50 en una prqueña estación del interior de mi provincia. Más allá de lo que contenía, la valija sirvió para poner a prueba la voluntad de la familia para no caer en la tentación de abrirla 😉😁. Un abrazo y muchas gracias por tu comentario

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  15. Yo quiero que la abras!! Dichosa curiosidad ahora me estoy mortiendo las uñas...Muy bueno, gracias por participar, besos.

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    1. Fue un placer poder hacerlo Moli. Me alegra que te gustara el relato. Un fuerte abrazo

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  16. Y cómo vamos a aguantar la curiosidad que nos has creado en el relato?? Tendrás que hacernos una segunda parte :)
    Bss

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    1. Parece que son muchos los curiosos por aquí jeje. Gracias Sylvia por pasar y leer con atención. Hasta cada rato 😉

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  17. Aaaaggghhh... no me digas que aguantaron sin abrirla. al segundo dia, ya tenian excusa... estos ingleses y sus estrictas noemas y educacion.
    un maravilloso MCgufffin, naravillosamente relatado y teniendonos en tension hasta el final. me ha encantado Monica
    besossss

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    1. Muchísimas gracias Gabiliante! Me halaga t estimula tu amable comentario. Un abrazo! Que tengas una linda semana!

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