jueves, 26 de marzo de 2020

CADA JUEVES UN RELATO: HABITACIÓN CON CUADRO

En este jueves tan especial, de pandemias y reclusiones, la querida Mag nos propone un tema casi surrealista al que me he lanzado -sólo las musas caprichosas saben por qué- en modo versado. La fuente de inspiración ha sido la obra de un pintor argentino que invito a conocer: Ricardo Celma.
Para leer todos los textos participantes pasar por el blog de Mag, La trastienda del pecado.
Les dejo un abrazo a la distancia. Que sigan bien.



HABITACIÓN CON CUADRO, UN SUEÑO

De algún modo allí he llegado.
Tan blancas las cuatro paredes
como intensos los rojos y el verde
de la extraña ventana supuesta
donde atacan, seducen y turban.
Frente a un marco dibujado
otro marco, más real,
más concreto, más cercano,
-quizás, por lo habitual-
me habla desde un cielo
y un aire y una realidad
pedestres -que, por propios-
no estallan frente a mí
tan intensos, como aquella
sinfonía magistral que deslumbra.
Ante el cuadro, al fin, me dejo llevar
hacia su universo irreal que, reclama
me inmiscuya y me descubra.
……………………………………….

                            (Irupé, Ricardo Celma)

VERDE Y ROJO DE IRUPÉ

Al modo del Narciso, está Irupé.
Contempla su reflejo, ida, 
sobre aguas de mentira.
Resulta vidrio fatuo, oscuro
eso, donde las hojas verdes
flotan, con pena de ser mojadas.
No importa nada, para Irupé.
No ve lo incierto, no ve lo verde.
Sólo el reflejo de lo que es
y cree saber de su reflejo,
imagen quieta que la cautiva.
En pose y con seda roja está Irupé.
Reposa en su tersura, ileso
el temor por ser manchada.
Sobre un absurdo suelo
de barros improbables
ella se inclina, imprecisa
absorta en su reflejo vano
que la contiene y la seduce.
Veo entonces con tristeza a Irupé
temo que sea tonta su hermosura.

…………………………………………………….

De algún modo, de allí he salido.
No advierto ya paredes blancas
ni vanidades fatuas
ni apariencias improbables
de verdes ilusorios y rojos sublimados.
Son ahora ciertos los verdes
y reales, los rojos destellantes.
No es de un cuadro cifrado
la naturaleza que aquí veo.
No son engañosos los suelos
ni espejadas las verdades
de este lado real de la ventana
desde dónde contemplo,
como Irupé, en el agua sosegada
-y sin extasiarme- mi figura.

jueves, 19 de marzo de 2020

CADA JUEVES UN RELATO: Altruismo

Aportando a la propuesta que nos hace Myriam desde su blog. Pasar por aquí para leer todos los textos.




ALTRUISMO (por oposición)


Me alegraría, de veras, poder explayarme hoy contando alguna historia real –que seguro, las hay… y muchas- sobre el altruismo, la solidaridad desinteresada y la generosa actitud en tiempos de crisis como el que estamos atravesando. La incansable tarea del personal sanitario que enfrenta por estos días esta terrible pandemia desde las primeras líneas, merece nuestro incondicional apoyo y sincero reconocimiento. Una tarea loable de la que todos dependemos y deberíamos sostener y agradecer.

Pero la indignación ha sido la que hoy me ha ganado en inmediatez y en cambio me hallo aquí frente al teclado precisamente por lo contrario: la falta total de responsabilidad social de un individuo al que pongo como ejemplo de lo que NO hay que hacer y por la que, entiendo, nuestras sociedades tienen las falencias que padecemos y sobre las que es muy difícil construir algo sólido y efectivo.

En medio de esta situación que nos apremia y atemoriza, sobre todo por la dimensión de las consecuencias que -sabemos- se aproximan, en circunstancias en las que todos deberíamos mostrarnos cercanos y solidarios, individuos como el que traigo a colación demuestran una falta total de conciencia social y en cambio salen a reivindicar la postura necia del “sálvese quien pueda”. Estando en una sólida posición económica y con una situación que podríamos reconocer como privilegiada, esta persona viene instando a suspender la cadena de pagos en forma preventiva, sobre todo, el pago de impuestos en tiempo y forma, apelando a una futura moratoria impositiva que pudiera surgir luego tras la crisis. Este nefasto individuo del que sólo voy a dar las iniciales (JCM) propone hacer efectivo sólo los pagos de alimentos, obra social (privada) y comunicaciones, dejando de lado cualquier otro gasto que no sienta prioritario. De esa manera se asegura -según su teoría- contar con fondos, llegada la hecatombe, para salir a flote si hundirse con el resto.

Necio. Egoísta. Irresponsable. ¿Será que es tan obtuso que no ve más allá de lo inmediato o de veras es una mala persona? Obviamente carece de los valores más elementales para vivir en sociedad y no comprende que cualquier acción que generamos al vivir en grupo culmina en consecuencias que nos afectarán a todos, de alguna u otra forma. Por supuesto en su mentalidad estrecha seguirá exigiendo que todos los que trabajan indirectamente para su beneficio (y que no cuentan con más sostén que el  que provee el Estado) sigan haciéndolo: los que deben garantizar el abastecimiento, el transporte, la gestión, la seguridad, obviamente también la salud, aunque en su estupidez no entienda que si se llega a contagiar cualquiera de su entorno la posibilidad de detección del virus corre por cuenta exclusiva de la salud pública a la que sus impuestos deberían contribuir a sostener. Y no me extiendo más porque con esta cuota de indignación es más que suficiente.

jueves, 12 de marzo de 2020

CADA JUEVES, UN RELATO: Propuesta alocada

Esta vez María José nos convoca con una propuesta muy original, a través de imágenes e inicios posibles, entre los que he escogido los siguientes. Las musas hicieron el resto, llevándome hacia un desenlace que no tenía claro en un comienzo. Para leer todos los textos, pasar por el blog Lugar de encuentro.





TEMBLORES

Tembló el suelo y vio como la lámpara se movía haciendo chocar unos con otros los delicados caireles de cristal. No atinó a nada, más que esperar a ver qué hacían los otros invitados.

Los distinguidos caballeros enfundados en sus elegantes trajes de ceremonia se esmeraban en intentar calmar a las damas bastante turbadas por la impensada situación, justo en medio de aquella gala que sus majestades habían ordenado preparar para agasajarlos.

Él, novel participante de estas cuestiones del ceremonial real, intentaba no dar señales de su marcada preocupación, pero la verdad era que hubiese deseado salir corriendo fuera de aquella majestuosa sala en la que la que lo más granado de la sociedad pugnaba por destacarse dentro de sus pares. Aquellos estruendos se sentían bien próximos al palacio y aunque seguramente muchos sabían de las recientes revueltas, nadie parecía alterado más allá del inconveniente de haber tenido que interrumpir sus distendidas conversaciones por unos minutos. La prueba estaba en que inmediatamente el maestro de ceremonias convocó a los músicos y al minuto siguiente se iniciaron los valses. Los caballeros iniciaron la ronda de invitaciones y las delicadas damas aceptaban o no con una cuidada sonrisa las galanterías propias de quienes se alternaban a su alrededor.

La música sostenida fue invadiendo todos los salones elevando a los invitados hacia una realidad de fantasía que poco y nada tenía que ver con la crudeza reinante más allá de la corte. De repente sus majestades hicieron su entrada triunfal descendiendo por la escalera central hacia donde confluyeron todas las miradas luego que se anunciara su ansiada llegada. Ambos sobresalían por encima del resto de los asistentes, no sólo por su ostentoso ropaje sino fundamentalmente por su inigualable porte. Sin dudas la nobleza resultaba ser una cuestión otorgada desde el nacimiento. Todos los presentes demostraban su pleitesía con devoción y reverencias.

Sin hacer caso al protocolo, dos cercanas explosiones interrumpieron nuevamente la placidez de la fiesta. Esta vez no sólo se escuchó el tintinear de las lámparas sino que una sarta de caireles cayó al suelo espantando notoriamente a las invitadas. Inmediatamente entró la guardia real con la orden de poner a resguardo al rey y a la reina que parecían no comprender nada de la situación. Él, en cambio, confirmó ya sin dudas lo que tanto temía: la revolución había comenzado. El pueblo sucumbía de hambre y sus majestades morirían pronto sin siquiera haberlo advertido.


viernes, 6 de marzo de 2020

ESTE JUEVES, UN RELATO: Personajes y escenarios

Con algo de demora, me sumo a la propuesta juevera de esta semana, que conduce Dorotea. Ella nos propone elegir uno de los personajes de su lista, ubicado en un escenario inusual. Opté por elegir El Quijote, llevándolo a la capital inglesa, más precisamente frente al llamado Ojo de Londres
Para leer todos los relatos participantes, pasar por el blog Lazos y raíces.


Resultado de imagen para quijote gente de pueblo
imagen tomada de la red


UN DESGASTADO QUIJOTE

Confundióse un buen día aquel caballero loco
del andar desgarbado y la triste postura
cuando en vez  de cabalgar, tan campante
por llanuras castellanas, aniquilando gigantes
-ahí dispuestos cual falsos molinos-
fue a parar, el incauto chiflado
sin querer, a un villorrio lejano
capital de tierras britanas
bien mojadas
por leves lloviznas.

Surtido de cota de malla
lanza y yelmo
y demás antiguallas
-oxidada como ellas,
su bizarra hidalguía-
arribó, aturdido, aquel noble
esta vez, sin ningún escudero.
Justo allí, junto a aguas del Támesis
-siempre gris, como el cielo de bruma-
encontróse azorado, el fulano
-de improviso-
ante enorme 
y extraña figura.

No eran aspas ni brazos  -seguro-
los que viera girando en el aire.
Más bien eran
-para el pobre alienado-
huevos huecos de sierpes vidriosas
a la tierra, sujetos por tirantes.
Observando las bolas desde lejos
divisó en sus pulidas entrañas
hombres varios, damiselas y niños
intentando escapar
de su aciaga fortuna.

Intuyó el Quijote
que los pobres
apresados allí para desgracia
se movían, nerviosos y con bríos
implorando desde lo alto por ayuda.
Pese al riesgo y al dolor
que en sus huesos aún sentía
recordando otras luchas ya distantes
se aferró a su lanza con soltura
sin medir lo malo o lo seguro
y alentando a su viejo Rocinante
encaró con premura y valentía
a ese vil tragahombres circulante
esgrimiendo en su brazo
un breve escudo.

Espantoso, se oyó
el chillido de metales,
vidrios rotos y tensores arrancados
repartiendo latigazos en el aire
pero grande –más aún-
fue la sorpresa
de la gente
atosigada haciendo filas
empujando, aún ansiosa por subirse
a aquella noria colosal que los tragaba
a la par que aquel loco del caballo
arremetía, ensartando de improviso
su garrocha en las roldanas.

No hay cabida
para buenos en el mundo
-pensó el loco-
recogiendo, humillado, su armadura
hecha añicos por el golpe y los chispazos.
Nadie entiende la razón de mi postura.
Aunque sean causas nobles las que invoco
todos ríen como tontos sin cordura.
Apuntando con sus manos y aparatos
me señalan y se burlan, sin piedad.
Sin disimulo.

Es real que esos pobres sometidos
que hacen cola aguardando un fin seguro
me dedican mil insultos agraviantes
por querer liberarlos de esa infamia.
No comprenden, los ingratos
 la razón de mis batallas
ni aceptan que yo quiera ser iluso
sin ser tonto ni querer vanagloriarme
de la hazaña
de buscar siempre lo recto:
hacer el bien,
más allá de lo seguro.




fotos de mi autoría