Esta semana Molí nos propone escribir sobre el final del verano, mi aporte se extiende un poco más del total de palabras sugeridas, espero sean tolerantes.
Para leer todas las historias participantes, pasar por su blog.
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Imagen https://micordobaargentina.blogspot.com/2013/08/sierras-de-cordoba.html
FIN DE UN VERANO
Sabía, desde el inicio, que aquel
último verano compartido con mis tíos y primos en su casa de las sierras, sería
muy especial. Ese mismo año había terminado de cursar en el instituto y mi
estreno en el mundo laboral sería inminente. El paso de la breve adolescencia
de aquellos tiempos hacia el mundo de la
adultez se adelantaría en mi caso, ya que la ajustada economía familiar
necesitaba que yo, el mayor de cuatro hermanos, me independizara con cierta
premura.
Esa presión intrafamiliar, ese
desconocimiento de lo que pronto vendría, si bien no me angustiaba en demasía
-ya que la contención y tolerancia de mis padres seguía siendo indestructible- sí
comenzaba a ser un picor agridulce que se me iba instalando en la boca del
estómago preanunciando una nueva etapa
en mi vida, etapa incierta que lograba alterar mis últimos sueños veraniegos en
aquel paisaje serrano archiconocido, atado a mi alma en su fresco verdor desde mi
primera infancia.
Las largas caminatas trepando hacia las cumbres, las arriesgadas
cabalgatas entre senderos escurridizos, las zambullidas en los arroyos
caudalosos, las largas guitarreadas con amigos alrededor de esas inolvidables
fogatas nocheras, estaban prontas a ser guardadas para siempre entre los tules
de la nostalgia. Esa noción de la tristeza próxima y definitiva se me instalaba
en el corazón por primera vez, sin hallar cómo disimular las lágrimas.
Faltaban aún tres días para
nuestro viaje de retorno cuando la conocí. Increíblemente nunca antes la había sentido
nombrar entre mi grupo de amigos serranos, si bien ella era tan nativa de
aquellos lares como el más atorrante de mis estivales compinches. El motivo por
el que jamás antes nos hubiéramos cruzado era el marcado apego al mar por parte
de su familia: todos los veranos, con precisada justeza, partían hacia la costa
marplatense apenas descorchadas las sidras navideñas y recién retornaban ante
el inminente inicio de clases, justo a tiempo para preparar útiles y
guardapolvos. Esta vez nuestras fechas habían coincidido y allí estábamos por
primera vez, frente a frente, obnubiladas las miradas por el marcado fragor de
nuestros corazones juveniles que recién se descubrían. Su rubia cabellera
ondulada aún parecía sostener algo de la espuma del mar que hasta ayer cubría
sus curvas apenas estrenadas. Aún siento patente la envidia que me dieron esas
olas, imaginándolas acariciar su piel bruñida.
Ese encuentro fue un camino de
ida que aún, pese al paso de los años, felizmente no ha tenido retorno: junto a
su lado me quedé, terminando el que fuera aquel inolvidable verano, para allí luego
transcurrir otros diez -maravillosos también- con sus correspondientes primaveras,
inviernos y fantásticos otoños.
Afortunadamente, el amor no sabe de estaciones.
ResponderEliminarBesos.
Sabía reflexión, Juan, muchas gracias por pasar y leer. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarBonito recorrido de vivencias latidas en esos veranos inolvidables…
ResponderEliminarY el amor… Ese que de pronto aparece y florece, que no entiende de tiempos y estaciones, abrazándose por siempre desde ese lazo imperecedero…
Hermoso relato, Neo.
Un abrazo, y feliz tarde 😘
Muchísimas gracias Ginebra, me alegran tus palabras. Un abrazo
EliminarQue preciosa historia nos has dejado , como a pesar de todo el destino la puso en su camino días antes de volver a su hogar y cómo decidió apostar por un amor de verano , para convertirlo en realidad.
ResponderEliminarMe encanto .
Gracias Neo .
Un fuerte abrazo y felices sueños.
Me alegra mucho que te haya gustado, Campirela, está vez las musas respondieron con una historia light, jeje. Un abrazo y gracias por pasar y leer.
EliminarEl final del verano fue el principio de una relación, si el romanticismo existe es esto. Parece que has disfrutado escribiéndolo, es lo que yo he sentido. Un abrazo
ResponderEliminarTal cual, Ester, lo he disfrutado al escribir y me alegra saber que ha gustado. Un abrazo y gracias x tu compañía
EliminarEl final como principio de algo mágico y permanente, muy bello, como siempre, Neo
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias mujer virtual, me alegra que te haya gustado. Un abrazo y gracias por pasar
EliminarMuy bonito. Me ha encantado el desarrollo tan fluído de la historia, además de final feliz que deja muy buen sabor.
ResponderEliminarDe vez en cuando un final feliz entona el alma para comenzar el día!jeje. Muchas gracias Maite. Un abrazo
EliminarVisitó por primera vez tu blog y me quedo quedo encantada,
ResponderEliminarhe leído muchos relatos de la temática del verano .
El tuyo tiene una carga preciosa emocional
y mucho sentimiento
Un abrazo
Bienvenida Precious!Me honran tus palabras. Muchas gracias por pasar y leer. Estas invitada para cuando quieras. Un abrazo
EliminarMe encanta ese previo duelo que explica el protagonista. Saber que será el último de una etapa, un verano que marcará un hito por la proximidad de la adultez. Hay una nostalgia que se rompe con la llegada de la mirada de esa chica, que, efecto, sería un hito en la vida, al menos por diez años
ResponderEliminarMuy bueno. Me ha encantado. Un abrazo
Muchísimas gracias Albada por tu puntillo análisis, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarEl destino tiene sus cartas marcadas y, en ocasiones, las muestra para dar la oportunidad de tomar alguna. No es fácil pero apostar por lo que se siente siempre tiene recompensa.
ResponderEliminarPreciosa historia, Neo.
Un beso muy grande.
Me interesa esE detalle que notaste, Mag, arriesgarse y optar. De eso se trata la vida. Un abrazo y muchas gracias.
EliminarPreciosa historia de amor, Neo. Puede que aquel verano terminase, pero sin duda significaba el inicio de una gran aventura ;)
ResponderEliminarUn besazo
De eso se trata la vida, cuando acaba, es factible que algo mejor comience, Dafne. Muchas gracias por pasar. Un abrazo
EliminarUna bonita historia con un feliz final, me gustan los finales felices :)))
ResponderEliminarBesos Neo.
De vez en cuando vienen bien!Jeje un abrazo San, y gracias por pasar y leer
EliminarNo siempre los amores de verano son solo amores de verano.
ResponderEliminarBeso veraniego.
Claro que sí! Más de uno ha perdurado. Gracias Fabián por tu visita. Un abrazo
EliminarHola!!!! muy hermoso relato, te felicito <3 amo las sierras cordobesas y cuando nombraste Mar del Plata me dio una nostalgia u,u yo soy de allá, pero estoy viviendo en La Rioja ( si cerca de Córdoba ), extraño un montón mi lugar de origen, pero al mismo tiempo amo un montón Córdoba que me gustaría vivir allí.
ResponderEliminarPD: me encanto tu blog y como escribes, así que aquí tienes una nueva seguidora que te seguirá leyendo, si no es molestia te invito a que me visites por el mio http://plegariasenlanoche.blogspot.com/ nos estamos leyendo :D
Un beso desde Plegarias en la Noche.
Hola Tiffany, bienvenida! Que coincidencia, pero pensándolo bien, muchos argentinos hemos repartido nuestros veranos entre Córdoba y Mar del plata, y entre la Sierra y el mar llevamos repartidos nuestros corazones. Me alegra y enorgullece que te haya gustado mi blogs. Por supuesto pasaré x el tuyo. Un abrazo y gracias por la visita.
ResponderEliminarQué bonito!
ResponderEliminarFelizmente decidió que su verano no acabaría... no hay mejor decisión.
Bss ;)
Muchísimas gracias sylvia, me alegra que te haya gustado. Un abrazo
EliminarAh, las flechas veraniegas de cupido. Que preciosa historia, puede ser el preludio mágico de una primorosa relación. Muy bien planteado.
ResponderEliminarAbrazo.
Seguro así fue, yessy, muchas gracias. Un abrazo
EliminarSiempre, siempre, en mi adolescencia, esta canción me ponía el vello de punta
ResponderEliminarhttps://youtu.be/zPZer0BVOyM
Tocaba tu fibra íntima :-) Un abrazo, que tengas una excelente semana, Rodolfo
EliminarAl estar al otro lado del oceano me choca y mucho eso de acabar la Navidad e ir para la playa. Tu relato es pura magia y con final feliz, rompiendo ese topico de que los amores de verano solo duran cuatro dias. Gracias por participar, besos.
ResponderEliminarJeje, es así como es x acá, Moli, es lógico que te resulte raro. Fue un gusto poder participar. Que tengas una linda semana
ResponderEliminarBien por el amor que perdura y el paisaje serrano (se me antoja Córdoba).
ResponderEliminarBesos
Pensé e ilustre Córdoba, es así. Y mar del plata, dos clásicos veraniegos bien nuestros. Gracias por pasar y comentar, Sr Oso. Un abrazo
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