Con las saetas prolijamente
dispuestas en su aljaba, listas para algún otro eventual encuentro que incluyera
tener que dispararlas, el pobre Cupido se encuentra cabizbajo, pensativo, algo
tristón. Pareciera que hoy no está contento con el papel que le ha tocado en el
reparto en eso que la gente suele llamar romance y en cambio resulta ser, un
potente hechizo iniciado por sus doradas flechitas.
Pero si nos ponemos a pensar, hace
apenas un rato, estaba contento… listo y alerta ante toda posibilidad de
flechazos lanzados hacia los distraídos corazones que suelen vagar distendidos
y ensimismados por el paisaje, entretenidos por algún íntimo pensamiento o por la
belleza de un arco iris.
El pequeño arquero se vino abajo
inmediatamente luego del último disparo artero que realizó esta tarde. Sin
mediar palabras ni proyectar hacia los otros ángeles señal justificada de
contrariedad, de repente el regordete de alas cortas y pómulos sonrosados se
quedó callado, alicaído y aparentemente sin ganas de proseguir con sus andadas.
Por algún motivo que él mismo desconoce,
aquella doncella de ojos penetrantes a la que traspasó recientemente a los pies
de una cascada de aguas cristalinas, resultó ser muy especial para él. No hay
otra explicación.
Por alguna conjunción loca del
destino, su púber corazoncito se vio trastocado por aquella a quien su propia
flecha contagió de mal de amores. Aquella quien felizmente ya enlazada a su flamante
amor, ahora revolotea de gozo recitando poemas para su enamorado, tan alto él,
tan potente, tan viril… tan opuesto al pequeñito de Cupido, que de repente y
sin proponérselo, se encuentra probando en primera persona algo de su propia
medicina.
Esta vez –como tantas otras- las
flechas disparadas han hecho travesuras y en lugar de dos, han sido tres los
amantes corazones que han rozado en su trayectoria, pero esta vez es el propio
disparador quien se ha visto afectado por los mágicos efluvios… y muy a su
pesar, anda ahora sobrellevando el agridulce peso de ser víctima de un tierno
amor, lamentablemente no correspondido.
Más relatos románticos en lo de Cass. Me disculpo por mi retraso para leer los textos de la convocatoria de Sindel. mi conexión a internet está por demás de caprichosa!